A las barreras que están cayendo, gracias:
Por resguardarme cuando no estuve lista para mostrarme.
Por cubrirme cuando no quería verme.
Por protegerme cuando me sentí en peligro.
Por ser sólidas y fuertes cuando más las necesité.
Por darme la ilusión de seguridad.
Por cumplir su función conmigo.
Ya pueden caer.
Aún tengo miedo de salir lastimada, pero estoy dispuesta a vivir con todo lo que esto implica, incluyendo la posibilidad de sentir dolor.
Prefiero esto, a vivir a través de un cristal, donde parece que nada te puede tocar pero tú tampoco puedes hacerlo, o detrás de una pared donde parece que duele menos, pero todo se siente menos también.
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