El perdón libera

¿Por qué nos cuesta perdonar y soltar? A veces nos aferramos al resentimiento porque es lo único que aún nos conecta con la otra persona o situación.

Si creemos que la vida sucede para nosotros, siempre a nuestro favor, podemos encontrar una oportunidad en cada experiencia que se presenta. 

En lugar de enemigos o culpables, nos enfocamos en aprendizajes y "personajes" que representan el papel que les corresponde para despertar nuestra conciencia a todo lo que somos.

Perdonar no es justificar ni tolerar, es comprender desde una perspectiva más amplia para, en lugar de quedarnos en el resentimiento o bloqueo, ir más allá de lo que podemos ver y preguntarnos: «¿qué me está enseñando esto?»

Tampoco se trata de no sentir rabia, tristeza o dolor, se trata de dejar de apegarnos a esas emociones para liberar nuestro presente del pasado. 

Cuando perdonamos dejamos de repetir experiencias y abrimos la puerta a posibilidades nuevas, cosas que no podían ocurrir antes porque estábamos estancados. Mientras nos creemos víctimas de una situación, estamos atrapados por ella. Cuando esta perspectiva cambia, nos llenamos de energía para actuar y recuperar nuestro poder.

De esta manera, más que para el otro, perdonar es una experiencia para nosotros.