Cuando atravesamos situaciones difíciles y dolorosas, no significa que hemos hecho algo mal, que no estamos "vibrando" lo suficientemente alto, que recibimos un castigo o que tomamos el camino equivocado.
Lo que significa es que a esta experiencia que llamamos vida hemos venido a aprender... y la única manera de hacerlo es viviendo.
Podemos conocer a la perfección los pasos necesarios para, por ejemplo, recorrer nadando una alberca; sin embargo, la única forma de experimentar esto con todos los sentidos es tirarse al agua y hacerlo.
Cada experiencia es elegida por el alma para su evolución. ¿Y cómo se elige una experiencia? Cuando se deja de ver como algo que «nos pasó» al azar y se decide hacerle frente con valor, con confianza en nosotros mismos. En otras palabras: cuando la llenamos de propósito.

Comments