Al presente, tal y como es en este momento, podemos abrirle o cerrarle la puerta.
Le cerramos la puerta cada vez que nos resistimos e incluso nos oponemos a él. Por ejemplo cuando consideramos que algo no debería estar sucediendo o debería ser distinto a como es.
Aunque la resistencia es parte de un proceso natural cuando nos sucede algo difícil o doloroso, rechazar lo que es implica estar en conflicto interno constante y por lo tanto un enorme desgaste de energía: estancamiento, sufrimiento, agotamiento.
Cuando nos sentimos agotados, es necesario observar qué es lo qué estamos resistiendo.
Entregarse a la experiencia es lo contrario a resistirla. No significa tomar una postura pasiva, pues abrirle la puerta al presente requiere sintonizar con él y hacerle frente.
Aceptar libera la energía que estaba siendo usada para resistir, permitiendo que sea enfocada en crear: una respuesta, comprensión, crecimiento.
La aceptación es el motor que inicia el verdadero cambio: el de nuestra experiencia interna de lo que estamos viviendo. Sentir lo que se deriva de ella, sin juicio, es lo que puede transformarnos desde adentro.

Comments