Si la vida sucede para nosotros, siempre a nuestro favor, no hay enemigos ni nada ni nadie que culpar afuera. Solo hay aprendizajes y "personajes" o situaciones que en nuestra obra de teatro están representando el papel que les corresponde para despertar nuestra conciencia a todo lo que somos.
Perdonar no es justificar, tolerar u olvidar, es comprender desde una perspectiva más amplia para, en lugar de quedarnos ahí, ir más allá de lo que podemos ver y usarlo para crecer.
Tampoco se trata de no sentir rabia, tristeza o dolor, se trata de dejar de apegarnos a esas emociones para liberar nuestro presente del pasado. De esta manera, perdonar no tiene que ver con el otro, es una experiencia para nosotros.

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